El anillamiento científico de aves silvestres no es una ciencia en sí mismo, sino una herramienta científica fundamental en el estudio de diversos parámetros de la biología de las aves, como puede ser su longevidad, la dinámica de sus poblaciones o su migratología.
Petirrojo en una red - Imagen de Enric Pàmies |
La captura y el manejo de aves permite obtener una serie de variables imposibles de conseguir mediante otros métodos, como por ejemplo:
- La biometría permite estudiar la variabilidad física de las diferentes especies en función de su edad, sexo, condición y distribución geográfica, posibilitando así la caracterización de las diferentes poblaciones y subespecies.
- El estudio de la condición física de los individuos capturados ofrece la posibilidad de estudiar su variación en función de los ciclos vitales, como reproducción, migración, etc.
- La muda es otra de las variables físicas que se pueden analizar con el ave en mano.
- Estudios bien desarrollados permiten además obtener información sobre el uso del hábitat de las diferentes especies, dinámicas poblacionales locales o generales, curvas demográficas o índices de supervivencia, entre otros.
- También pueden ser estudiados el análisis del éxito reproductor o la etología.
- Estudios intensivos de poblaciones de aves permiten conocer los mecanismos que regulan sus tamaños en áreas reducidas o realizar experimentos para contrastar hipótesis sobre factores que afecten a las poblaciones en áreas reducidas y extrapolables a regiones más amplias.
- Y sobre todo el anillamiento juega un papel muy importante dentro de la conservación de las diferentes especies.
Resulta de especial interés la creación de Estaciones de Esfuerzo Constante, cuyas características permitan avanzar en el conocimiento de una serie de variables de la biología de las aves, y que tienen una eminente aplicación práctica en el campo de la conservación de poblaciones.
Normas de higiene recomendadas para los anilladores
Como todos los animales, las aves pueden ser portadoras de una gran cantidad de enfermedades, y aunque
la mayoría son específicas de aves, algunas de ellas pueden ser transmitidas a las personas.
Las dos enfermedades más probables de ser contagiadas por las aves son la Salmonelosis y la Ornitosis. La Salmonelosis es una infección bacteriana relativamente común a todos los grupos animales, incluidos las personas (infecciones producidas por mayonesas o huevos en mal estado). Los grupos de aves más susceptibles de ser portadoras son aquellos que se alimentan en zonas contaminadas por residuos orgánicos, como alcantarillas, basureros, etc. Y la Ornitosis es una enfermedad vírica asociada con pájaros de jaula importados, pero que también puede afectar a una gran variedad de especies autóctonas.
Además, debe tenerse también en cuenta que las zonas en las que a menudo se desarrollan las actividades de anillamiento pueden ser consideradas como insalubres (áreas cenagosas, contaminadas, etc.). Por todo ello, la aplicación de unas mínimas normas de higiene y sentido común a la hora de manejar aves hacen que el contagio de cualquier enfermedad sea extremadamente raro. Dichas normas se detallan a continuación:
- Lavarse las manos con jabón o alguna solución desinfectante después de manipular las aves o los colectores que hayan sido usados.
- Cubrir debidamente las heridas o llagas antes de iniciar la sesión de anillamiento.
- Utilizar guantes quirúrgicos al manipular aves enfermas o se diseccionen aves muertas por enfermedad.
- No sujetar con los dientes ningún elemento que haya estado en contacto con las aves.
- Las deyecciones acumuladas en los colectores sacudirlas al aire libre puesto que en un lugar cerrado es muy fácil inhalar el polvillo que desprenden.
- Los resfriados y las gripes son las enfermedades más habituales entre los anilladores por ello no olvidar nunca la ropa de abrigo o de agua cuando sea necesaria.
Artículo cedido por: Grup Pit-roig d'anellament ( http://www.uv.es/~pitroig )