Islas Canarias, las Galápagos españolas (Islas Canarias)


Las islas Canarias se encuentran situadas en el sector oriental del Atlántico Norte, aproximadamente entre los 27º y 29º de latitud Norte y los 13º y 18º de longitud Oeste. Compuestas por siete islas mayores (Lanzarote, Fuerteventura, Gran Canaria, Tenerife, La Gomera, La Palma y El Hierro) y otras cuatro menores (Alegranza, Montaña Clara, La Graciosa y Lobos), además de diversos islotes.
Junto a las Canarias encontramos un conjunto de islas que comparten una serie de características principalmente geográficas tales como: localización oceánica, origen volcánico, régimen climático y vientos dominantes, entre otros, que han dado lugar a un importante número de especies botánicas y zoológicas, que además han servido para denominar al conjunto que engloba a las Canarias, Azores, Madeira, Salvajes y Cabo Verde como la Macaronesia, término proveniente del griego Makaros = fortuna y Nesos = islas.

El origen volcánico de las islas no presenta duda alguna en estos momentos, al contrario que su formación, que es discutida y sobre la cual se  barajan diferentes hipótesis, sin embargo, es la de la existencia de una fractura propagante que surge en el cercano Atlas marroquí y se prolonga en el Atlántico, la más aceptada hasta el momento, ya que ésta da una explicación a las diversas edades geológicas que tienen las islas, y que decrecen según nos acercamos al Oeste.
Las islas están sometidas a un régimen climático propio de latitudes subtropicales, con ligeras oscilaciones térmicas y lluvias variables, aunque por lo general escasas, sobre todo en las islas más orientales, donde las precipitaciones medias anuales rondan los 100 mm. Por otra parte las islas occidentales se encuentran sometidas a la influencia de los vientos alisios en sus caras norte donde se registran precipitaciones superiores a los 700 mm.
La orografía y el gradiente altitudinal es muy variable. Las islas de Lanzarote y Fuerteventura son las más bajas y erosionadas con 670 y 807 m. de altitud respectivamente, con un predominio de llanos pedregosos, similar a la cercana costa africana. Sin embargo Tenerife, con el pico más alto del territorio español, el Teide 3.718 m.s.m., y la isla de La Palma, con 2.426 metros de altitud, son las islas más altas y escarpadas, con mayor número de ambientes, que se suceden según las franjas altitudinales y la orientación de las vertientes.
La estratégica situación de las islas, condicionada por los vientos alisios de noreste, la corriente marina fría de las Canarias y la proximidad al continente africano, ha facilitado la colonización de estas islas oceánicas por diferentes taxones y formas de vida. Diásporas provenientes de África, Europa y América fueron transportadas por vientos y corrientes, o por aves que en sus largos viajes migratorios utilizaban las islas como lugar de descanso. Otras formas de vida aprovecharon troncos, que actuaron como balsas de vida para colonizar las islas, en su mayoría provenientes de la cercana cuenca marroquí del Drâa, que en épocas pasadas fue unos de los ríos más caudalosos del norte de África.
En las Canarias hasta el momento se han citado alrededor de 11.600 especies terrestres, siendo entorno a 3.700 endemismos exclusivos del archipiélago; es decir se originaron aquí y no se conocen viviendo de forma silvestre en ningún otro lugar del planeta.
Además se han contabilizado 25 hábitats diferentes, de los 124 existentes en el territorio nacional, entre los que destacan los bosques de laurisilva, pinar canario y Cardonal- Tabaibal.

La avifauna canaria se encuentra compuesta por 89 especies nidificantes, de las cuales 6 de éstas se consideran especies exclusivas del archipiélago: la paloma rabiche (Columba junoniae), la paloma turqué (Columba bolli), el pinzón azul (Fringilla teydea), la tarabilla canaria (Saxicola dacotiae) y recientemente descritas como especies aparte el mosquitero canario (Phylloscopus canariensis) y el reyezuelo de Tenerife (Regulus teneriffae).
Además durante el pasado siglo se produjo la extinción de otro endemismo, el ostrero unicolor canario (Haematopus meadewaldoi), que solo habitó en las islas orientales.

Pinzón azul (Fringilla teydea)

Tarabilla canaria (Saxicola dacotiae)

El archipiélago al mismo tiempo alberga una serie de endemismos compartidos con otras islas macaronésicas, el vencejo unicolor (Apus unicolor), el canario (Serinus canaria) y el bisbita caminero (Anthus berthelotii). También destaca la presencia de una treintena de subespecies, algunas de éstas muy bien diferenciadas de sus congéneres continentales. El caso de los herrerillos norteafricanos (Parus tenerifae) y los pinzones vulgares (Fringilla coelebs) de las islas, es destacable debido a la diversidad que estos presentan en las diferentes islas en las que habitan, presentando cuatro y tres subespecies respectivamente.

Canario (Serinus canaria)

Herrerillo norteafricano (Parus tenerifae)
 
Las aves marinas y las rapaces, son otros de los grupos de aves interesantes en las islas, albergando las únicas colonias del territorio nacional de paíño pechialbo (Pelagodroma marina), paíño de Madeira (Oceanodroma castro), petrel de Bulwer (Bulweria bulwerii), pardela pichoneta (Puffinus puffinus) y pardela chica (Puffinus assimilis), entre las procelariformes (aves marinas pelágicas).
Las rapaces como el halcón de Eleonora (Falco eleonorae), y el águila pescadora (Pandion haliaetus), presentan importantes poblaciones a nivel nacional, además el halcón Tagarote (Falco pelegrinoides), de distribución norte africana presenta en Canarias, el límite de su distribución al oeste.

Otro grupo de interés son las especies que frecuentan ambientes esteparios o semidesérticos, la mayoría de ellos con escasa presencia en los países de la Unión Europea y con una distribución circunscrita al Norte de África y las islas Canarias orientales. Entre ellas destaca la hubara (Chlamidotis undulada fuerteventurae) con una población muy localizada en los grandes llanos del norte de las isla de Lanzarote y Fuerteventura. Compartiendo estos hábitats de sequedad extrema y altas temperaturas, encontramos al corredor sahariano (Cursorius cursor), la ganga ortega (Pterocles orientalis) y el camachuelo trompetero (Bucanetes githagineus).

Hubara (Chlamidotis undulada fuerteventurae)

Camachuelo trompetero (Bucanetes githagineus)


No es de extrañar que las cifras de aves en las islas tiendan a aumentar, debido a la transformación de hábitats naturales y a la importancia que las islas tienen como punto de descanso para un gran número de aves migratorias, que usan la ruta atlántica. Hasta el momento se han contabilizado unas 300 especies de aves no nidificantes que aparecen en las islas, invernando, en paso o de forma accidental como ocurre con un importante número de especies neárticas, entre las que destaca el chorlito dorado americano (Pluvialis dominica), el correlimos pectoral (Calidris melanotos), la gaviota Delaware (Larus delawarensis)  y el porrón de collar (Aythya collaris).

Además, más recientemente los cambios globales que esta experimentando el planeta, motivados principalmente por el efecto del aumento de las temperaturas (cambio climático), esta provocando un fenómeno de tropicalización y/o desertización de los hábitats de las islas, lo que esta facilitando el establecimiento y colonización de especies de otras latitudes más calidas como el tarro canelo (Tadorna ferruginea) y la tórtola senegalesa (Streptopelia senegalensis) con un proceso de expansión regional desde las islas más orientales. La arribada, en tiempos pasados, de otras especies foráneas,  ha propiciado el empobrecimiento de los frágiles ecosistemas insulares, motivando la extinción de especies endémicas de flora y fauna, de hecho es probable que la desaparición de la rata gigante (Canariomis bravoi),  el lagarto gigante (Gallotia golliath), la codorniz gomera (Coturnix gomerae), el verderón de La Palma (Carduelis triasi) y el recientemente descrito escribano patilargo (Emberiza alcoverii), tengan el motivo de su desaparición en la competencia a la que se vieron sometidos, por depredadores introducidos por el hombre, tales como ratas, gatos, perros, cabras y otros.

Sin lugar a dudas el archipiélago es para España la más valiosa joya de diversidad, que con no más del 1.5% de la superficie nacional, alberga entre otros la mitad de la flora endémica, seis de las siete especies de aves españolas endémicas y una quinta parte de los hábitats referidos en la directiva comunitaria “Hábitat”. Sin embargo aun desconocemos gran parte de las especies, su vida, costumbres y sobretodo, el estado de las relaciones interespecíficas en cada ecosistema, y  probablemente nunca las conoceremos, debido al alarmante nivel de destrucción que se esta alcanzando en las islas, motivado por una elevada densidad de población que alcanza  los 215 hab/ km2 , la afluencia turística anual que ronda los doce millones, pero sobretodo por las nefastas políticas de gestión del territorio y los recursos naturales, en su mayoría escasamente respetuosas con el medio.

Correlimos pectoral (Calidris melanotos)

Pinzón vulgar (Fringilla coelebs)


Texto y fotos: Juan José Ramos Melo
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