|
Collalba gris (Oenanthe oenanthe)
|
Hace unas pocas semanas estuve por el Valle de Arán y, como siempre que me encuentro por la zona, visité bien temprano el Pla de Beret.
El Pla de Beret es uno de esos paisajes de prado rodeado de montaña que transpira paz y tranquilidad, pero solo en verano, puesto que en invierno se convierte en una concurrida pista de esquí.
Por toda la zona se pueden ver gran cantidad de vacas y caballos pastando en libertad lo que, a parte de beneficiar este tipo de hábitats manteniendo a raya el crecimiento forestal, permite que una gran cantidad de aves acudan cada primavera a reproducirse.
|
Vacas en el Pla de Beret
|
|
Caballos en el Pla de Beret
|
|
Pardillo (Linaria cannabina)
|
|
Zorzal charlo (Turdus viscivorus) junto a un excremento
|
La presencia de vacas y caballos provoca, como es lógico, que encontremos un incontable número de excrementos. Estos excrementos atraen a un sinfín de insectos que los utilizan para realizar sus puestas.
Un prado de montaña como este en primavera y verano ya es de por sí un lugar con cantidad de invertebrados que acuden a polinizar las flores, pero si además le sumamos los insectos atraídos por los excrementos tendremos como resultado un verdadero paraíso para que muchas aves se reproduzcan y puedan alimentarse copiosamente. En la época de cría la mayoría de especies de aves alimentan a sus pollos con invertebrados, puesto que les proporcionan un aporte proteico que acelera su crecimiento.
En estos prados se observan con facilidad collalbas grises, pardillos, colirrojos tizones, zorzales charlos, bisbitas alpinas, tarabillas comunes y norteñas, y un largo etcétera, incluyendo al escaso mirlo capiblanco o al roquero rojo, especies que se reproducen habitualmente en estos tipos de ambientes y que se benefician de la presencia de vacas y caballos.
|
Bisbita alpina (Anthus spinoletta)
|
|
Mirlo capiblanco (Turdus torquatus)
|
|
Tarabilla norteña (Saxicola rubetra)
|